Queremos compartir con vosotros este segmento del artículo publicado por la Sociedad Española de Cardiología, os lo recomendamos.

El aceite de oliva es una de las bases de la dieta mediterránea, junto al consumo de legumbres, verduras, pescado fresco y poca cantidad de carnes rojas. Su papel como factor protector de enfermedades cardiovasculares ha sido ampliamente estudiado, contando con una gran evidencia de ensayos clínicos como el PREDIMED y metaanálisis.

Todos estos estudios han sido llevados a cabo en poblaciones mediterráneas, por lo que a pesar de una baja probabilidad de sesgos por diseños robustos y control de una gran cantidad de factores de confusión, no puede descartarse la influencia de diferencias genéticas poblacionales o de factores de confusión no controlados.

El consumo de aceite de oliva en Estados Unidos ha ido aumentando significativamente en los últimos años, probablemente influido por la difusión de las bondades de la dieta mediterránea, y está sustituyendo el uso de otras grasas vegetales y animales.

En este estudio se analiza el efecto del aceite de oliva en dos grandes cohortes estadounidenses de casi 93.000 personas en el riesgo de enfermedad cardiovascular total, enfermedad coronaria e ictus a muy largo plazo (seguimiento de 24 años).

Los resultados más remarcables del estudio fueron:

  • El consumo de altas cantidades de aceite de oliva se asoció a una disminución del riesgo de enfermedad cardiovascular total del 14% y del 18% de enfermedad coronaria, pero no se observó asociación con riesgo de ictus.
  • El efecto se mantuvo en participantes procedentes de familias de origen mediterráneo.
  • La sustitución de grasas animales por aceite de oliva se asoció a una disminución del riesgo cardiovascular, pero esta asociación no se observó en el caso de otras grasas vegetales.
  • El subgrupo de participantes con un mayor consumo de aceite de oliva presentó un mejor perfil lipídico y menos concentración de citocinas inflamatorias circulantes.

Estos resultados son una evidencia más de los efectos beneficiosos de aceite de oliva, independientemente de la población estudiada, en cuanto a la prevención de enfermedad cardiovascular. La gran cohorte estudiada y un seguimiento tan largo como 24 años aportan robustez al estudio.